El botón del placer
– ¡No toques ese botón¡- Eso me dijo tras entrar e el apartamento, y por supuesto mi primera rección fue […]
– ¡No toques ese botón¡- Eso me dijo tras entrar e el apartamento, y por supuesto mi primera rección fue […]
No era la primera vez que ella llegaba tarde. Entró descalza. Sus tacones negros, esos que siempre llevaban la